Este trataba de qué para cuando contaminamos el agua.
Para el experimento pusieron cuatro cebollas en cuatro tarros. Un tarro tenía agua mineral, otro tenía agua del grifo, el tercero tenía agua con lejía (porque no tenían cloro como el que se utiliza en las depuradoras) y el cuarto agua con sal .
Pusieron las cebollas en el tarro de forma que, el lugar por donde salen las raíces, tocase el agua.
Dejaron las cebollas varios días y fueron anotando todo lo que pasaba en entas tablas:
Los mayores nos explicaron que el agua mineral tiene minerales de los que se alimentan las plantas y por eso a su cebolla le crecieron tanto las raíces. También nos explicaron que, como el agua del grifo está tratada y tiene productos químicos, entonces las plantas crecen un poco peor con ese agua.
El agua con lejía se parece al agua que sale de las depuradoras cuando la ensuciamos mucho y tienen que echarle mucho desinfectante; por eso tenemos que intentar no contaminar el agua porque, si tienen que echarle mucho cloro, eso terminará afectando a las plantas que reguemos con ese agua.
Nos contaron que, con el agua salada, a la cebolla no le salieron raíces porque no está reparada a vivir con ese agua y, en el agua con lejía, las raíces tampoco crecieron. La profe con la que hicieron el experimento les explicó que, si nos dedicamos a sacar todo el agua que hay en el suelo (acuíferos), al final puede terminar colándose agua salada y... entonces... ese agua ya no sirve ni para beber ni para regar.
Aquí os enseñamos las cebollas que nos trajeron:
** Esta actividad forma parte de las realizadas para el Proyecto CienciaTE 2, dirigido por el docente Adrián Ponz Miranda y financiado por la Fundación Universitaria Antonio Gargallo.